Crédit Agricole y el negocio de gas que contamina

Tierras desoladas, destrucción ambiental y promesas de sostenibilidad irreales contrastan con la realidad del negocio gasístico en la Amazonía peruana. A pesar de sus compromisos públicos para proteger el planeta, Crédit Agricole, a través de su filial Amundi, respalda financieramente proyectos que devastan la Amazonia peruana.

Inversiones cuestionables

En agosto de 2024, Amundi poseía acciones y bonos de la empresa española Repsol valorados en 244 millones de dólares. Estas inversiones generan ingresos anuales de 11 millones de dólares para Crédit Agricole. Repsol, con una importante presencia en América Latina, opera desde 2006 en el megayacimiento de gas Camisea, ubicado en plena selva del país, donde la deforestación supera las 5,000 hectáreas, según datos de Global Forest Watch.

Impacto ambiental y social

El yacimiento de Camisea abarca 1,700 km² en la región del Bajo Urubamba y es explotado por empresas como Repsol, Pluspetrol, Hunt Oil y CNPC. En el sitio, las emisiones de CO₂ derivadas de la quema de gas en antorchas superaron las 72,000 toneladas entre 2022 y 2024, según documentos oficiales. Este proceso también libera contaminantes que afectan la salud de las comunidades cercanas, causando problemas respiratorios y cardiovasculares.

Walter Dalguerri, jefe de la comunidad Kirigueti, documenta la contaminación generada por estas actividades, incluyendo residuos plásticos y emisiones tóxicas. “La quema produce contaminantes que afectan la salud”, afirma Jonathan Buonocore, investigador de la Universidad de Boston.

Comunidades locales afectadas

Las comunidades Matsigenka, como Nuevo Mundo, han experimentado impactos mixtos. Aunque la región recibe ingresos fiscales y beneficios como electricidad e infraestructura, también enfrenta problemas de salud vinculados a la contaminación. Al entrar en contacto con agua contaminada, en la localidad de Porotobango se han registrado casos de irritación cutánea y quemaduras químicas.

En el cercano río Huitiricaya, las denuncias de vertidos de hidrocarburos y metales pesados sugieren contaminación persistente desde 2017.

En 2018, un derrame de gas en el río Urubamba causó intoxicaciones masivas y daños ambientales. Este evento subraya los riesgos de transportar gas por gasoductos en zonas vulnerables.

El director regional de la organización ambiental Emmac, Guimez Ríos, afirma que el monitoreo es insuficiente y depende completamente de fondos proporcionados por la propia Repsol.

Crédit Agricole

Crédit Agricole defiende sus inversiones en combustibles fósiles bajo el pretexto de financiar la transición energética. Sin embargo, la adquisición de bonos por parte de Amundi para Repsol y TotalEnergies contradice este argumento. Solo entre abril y octubre de 2024, Francia recibió 220.000 toneladas de gas licuado proveniente de Perú, informo France 24.

Ni Repsol ni Crédit Agricole han ofrecido respuestas claras sobre sus prácticas en la región. Mientras que Repsol afirma que sus operaciones cumplen con estándares técnicos.

Atención urgente

La explotación del gas en la Amazonía peruana, financiada por grupos bancarios como Crédit Agricole, plantea serias preocupaciones ambientales y sociales. Aunque estas operaciones generan ingresos significativos, también contribuyen a la deforestación, la contaminación y problemas de salud en las comunidades locales. Se hace un llamado al gobierno central como las empresas asuman una mayor responsabilidad para mitigar estos impactos.